jueves, 31 de julio de 2008

IDEAL. (Artículo de hoy)


La Junta de Andalucía acaba de realizar un estudio para cuantificar con exactitud la evolución de los precios de las verduras y las hortalizas desde que salen de las manos del agricultor hasta que llegan a las del consumidor final en los comercios. Dicho informe fue presentado ayer por el delegado de Agricultura, Andrés Ruiz, quien destacó que los datos han sido elaborados a petición reciente del sector hortofrutícola de Granada y de Almería. Su conclusión más relevante es la siguiente: el precio de los productos viene a duplicarse en el trayecto que media entre el agricultor y el usuario.

Este estudio ha sido realizado por un grupo de expertos y se ha basado en los datos que maneja el observatorio de precios que depende del Ministerio de Agricultura. «Nuestro deseo es el de aportar información y transparencia sobre la situación del sector para que cada cual adopte las decisiones oportunas», dijo el delegado.

Sobre esa base, el estudio ha fijado su atención en tres los productos más comunes considerados básicos en la cesta de la compra: los tomates, los pepinos y los pimientos. En general las hortalizas frescas se consumen se forma mayoritaria en los hogares particulares -un 82%-, en el sector de la hostelería -un 15%- y en diferentes tipos de instituciones -el restante 3%-.

Para analizar los resultados, Andrés Ruiz diferenció entre dos clases de distribución de productos: el tradicional y el que denominó «moderno».

Al referirse al primero de ellos, el itinerario del producto y de su correspondiente precio es el siguiente: el agricultor vende los tomates por 0,61 euros el kilo al mayorista en origen o almacenista -la alhóndiga-, que a su vez lo pasa por 0,74 euros el kilo al mayorista en destino -el merca-, que por su parte distribuye el producto a las fruterías con un precio de 1,15 euros el kilo, y finalmente la frutería o verdulería lo comercializa al cliente final por 1,37 euros. Los precios son sin IVA.

Por tanto, el incremento del precio del producto desde el paso inicial al final es de un 125%, es decir, más del doble.

Estos precios han sido ponderados según un panel de consumo de 8.240 familias, explicó el representante de la Consejería de Agricultura.

Canal moderno

Siguiendo con el ejemplo de los tomates, el delegado de Agricultura se refirió a la evolución de los precios en el llamado canal moderno de comercialización. En este caso, el periplo que describió es el siguiente: el agricultor vende los tomates a 0,62 euros el kilo a la comercializadora en origen, que a su vez los pasa -una vez envasados- a un precio de 0,96 euros el kilo a la plataforma de compras, que por su parte los traspasa al supermercado o hipermercado para que los venda al cliente final a un precio total de 1,57 euros el kilo.

Con estos datos, la variación de los precios por este canal moderno de distribución es todavía mayor, pues se eleva nada menos que a un 153%. «Estos datos los ponemos encima de la mesa no para discutirlos con nadie, sino para que el sector adopte las decisiones que estime oportunas», reiteró el delegado de Agricultura de la Junta.

Esta evolución de los precios y los márgenes comerciales de los tomates es aplicable en términos prácticamente idénticos a los casos de los pimientos y de los pepinos, indicó por otra parte Andrés Ruiz.

El delegado se mostró aséptico a la hora de emitir juicios de valor sobre estas conclusiones o sobre si es mejor usar un canal de distribución u otro, y se limitó a concluir que «el futuro del agricultor está en manos de muchos».

Los afectados

La Unión de Pequeños Agricultores (UPA), por su parte, sí dio opiniones, que no fueron favorables hacia el estudio de la Junta. Su secretario general, Nicolás Chica, puso en tela de juicio los resultados de este informe y manifestó que el incremento del precio de los productos en el camino que va desde el agricultor hasta el consumidor se sitúa entre un 400% y un 500%, muy lejos de la horquilla del 125% al 150% que marca la Junta de Andalucía. «Los datos de la Junta son muy poco acertados», dijo.

Nicolás Chica se quejó de que los agricultores participan en un porcentaje muy bajo del precio final de sus productos, a lo que añadió que sus costes de producción son cada vez más elevados, por lo que están «muy descontentos» con la situación actual.

«Lo que debe hacerse, bajo nuestro punto de vista, es una nueva regulación legal de los márgenes comerciales que ponga topes a las ganancias de las grandes superficies, que son las que de verdad se están llevando la mayor parte del dinero», afirmó el sindicalista.

Éste sostuvo que en la actualidad ya no hay tantos intermediarios como antes, ya que muchas cooperativas venden directamente a las grandes superficies. «Si esto sigue así, dentro de muy pocos años no habrá agricultores», concluyó.

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