PONCHE CABALLERO

Con un sol radiante poco inusial en estos días de lluvia y más lluvia decidía abandonar la cama pasadas las 8, ducha y jarabe me acompañan en mi camino esta mañana hacia Granada, el encuentro con el diseñador del catálogo para presentar la nueva gama de productos confirmaba que hoy a pesar de ser domingo el trabajo no iba a faltar. Antes de la cita me adentraba en el único local que a esa hora estaba open en la entrada de la ciudad, una camarera demasiado abierta, expresiva o conocedora de los hábitos de los clientes anunciaba casi antes de verlos venir la comanda a cocina "media de aceite" "media parisina" "media valtica" yo que no frecuento tan cosmopolita local intentaba adivinar los compañeros de viaje de la media tostada. Paco, un asiduo al establecimiento según comprobé un poco más tarde se encontró antes de ocupar sitio en la barra con la pregunta de rigor "Copa de Ponche", Paco que a juzgar por el aspecto y no hacia gala del nombre comercial del licor (Caballero), se apresuró a lanzar la mirada de barra a barra, pues aunque frecuentaba el establecimiento y sus gustos eran conocidos en la casa, las formas poco comedidas de la camarera no dejaban lugar a dudas a pensar que Paco había visitado más de un garito en la madrugada.

Después de abandonar la cafetería "Creem" y despachar con el creativo puse rumbo a Armilla, me esperaba Emilio un carpintero que dejó la actividad hace unos años y que su compromiso solidario le llevó a ofrecerme toda la maquinaria para que esta pudiera contribuir al desarrollo del país andino. Su sorpresa y la mía ha sido cuando abrimos la antigua carpintería y comprobamos que las máquinas habían desaparecido, tan solo una lijadora y una cortadora representaban el vestigio de lo que un día fue un negocio familiar próspero y que ayudó a sacar adelante a los tres hermanos. De esta forma a las 12.45 horas hoy el taller de carpintería que daría trabajo 15 personas y que tenia fecha de comienzo allá por el mes de junio se ha esfumado por arte de magia.