martes, 14 de julio de 2009

Malos tiempos para el tomate


UPA-Andalucía advierte que la campaña del tomate de industria será la peor de los últimos años con pérdidas de 8 millones de euros por las plagas LA PROHIBICIÓN POR PARTE DE LA UE DE VARIAS MATERIAS ACTIVAS EFICACES HA IMPEDIDO CONTROLAR LA HELIOTHIS QUE MERMARÁ UN 25% LA PRODUCCIÓN Sevilla, 14 de Julio de 2009. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA-Andalucía) ha alertado que este año la campaña de recolección de tomate de industria, que se desarrollará entre el 15 de julio y el 15 de septiembre, será la peor de los últimos años como consecuencia del ataque de la plaga de la heliothis, que mermará la cosecha en un 25%, con unas pérdidas económicas que superarán los 8,1 millones de Euros. La prohibición por parte de la UE a partir de este año de materias activas como Tiodicarb y Metomilo, hasta ahora eficaces para controlar el ataque de los lepidópteros, ha dejado a los agricultores sin alternativas eficaces, lo que ha provocado que las plagas queden fuera de todo control y que el rendimiento medio de cada hectárea se reduzca desde los 78.109 kilos del pasado ejercicio de 2008 hasta las poco más de 58.582 previstos para la actual campaña de recolección estival. Este año se han cultivado en Andalucía 5.248 hectáreas de tomate para industria, concentradas principalmente en la comarca del Bajo Guadalquivir a su paso por las provincias de Sevilla y Cádiz, que arrojarán una producción de 313,3 millones de kilos. El tomate industrial se había perfilado como una de las pocas alternativas agrarias en esta zona frente a otros cultivos industriales, como el algodón y la remolacha, que resultaron drásticamente limitados como consecuencia de las últimas reformas comunitarias. En este contexto, UPA-Andalucía pide a las Administraciones que muestren sensibilidad para asegurar la viabilidad del tomate industrial en el futuro, al tratarse de un cultivo eminentemente social y única alternativa que está quedando para los agricultores del Bajo Guadalquivir después de las últimas reformas comunitarias, por lo que reivindica además garantías de recursos hídricos para próximos ejercicios. Y es que, aunque este año, se ha salvado la situación, los productores han soportado fuertes restricciones durante los cuatro últimos años, lo que restringió a no más de 2.000 hectáreas el cultivo, a pesar del potencial que el “oro rojo del Bajo Guadalquivir” tiene, con la consiguiente pérdida de ingresos y empleo.

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