domingo, 21 de marzo de 2010

La feria Agricola de Lachar cierra sus puertas.




Con la primera luz del día se vislumbraba una jornada de persistente lluvia acompañada de un frió poco apropiado con la entrada de la primavera. Lluvia sí, frió soportable, tal vez un exceso de humedad no apto para un suéter ligero, pero apropiado para americana y algo de manga larga debajo, nada comparable con las gélidas temperaturas de la semana pasada, la cual será recordada muy mucho este año, sobre todo por los agricultores comprometidos con el espárrago, pues menudo palo, uno de tantos, de los que reciben a lo largo de una campaña. Tal vez la lluvia ha permitido que los campesinos abandonen por un domingo sus explotaciones y se hayan prodigado por la feria. Ver, observar, comprobar y preguntar sobre todo eso porque la economía agraria no está para adquisiciones de maquinaria, para otro momento el rotavator, el vibrador, el tractor o la cuba, pues las cosas como que no están para sacar otro préstamo del banco y tener colgado al director día tras día haber cuando vienen las subvenciones para pagar la amortización del mes. Aún así parece que el grado de valoración de los proveedores de maquinaria ha sido positivo, aún más los de los chorizos, los quesos y los jamones, que cuentan que aunque los tiempos no son los mejores la gente tiene que comer y eso sí el vino que no falte, pues el Marques de la Contraviesa ha mojado la gargante de muchos de los asistentes a la feria, los más afortunados ayer tuvieron la suerte de participar en la cata guiada con Paco el enólogo de Cuatro Viento y conocer las bondades y los intríngulis de estos vinos, cada vez más apreciados por los devotos de los vinos. En otro orden de cosas las ferias también se utilizan para echar fuera el domingo y ese objetivo también se ha cumplido, cientos de marías, bolsa en mano, al asalto de saltenes, maquinas limpiadoras, además de todo aquello que cae el plato para ser degustado. Daba igual que fueran las 11 de la mañana o las 3 de la tarde, el apetito pedía echarse algo a la boca: turrón, vino, espárragos, chocolate o pan, con obediencia jesuita al refrán "si no hay pan buenas son tortas" los feligreses arrasaban con lo primero que olían, veían o tocaban. A eso de las 7 de la tarde se ha procedido a la entrega del recordatorio que certifica su paso como expositor en la II Feria Agrícola de Lachar y así fue como fueron felices y comieron perdices.

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